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El diseño de ingeniería, el mantenimiento y las pruebas de las baterías en las instalaciones de misión crítica son imprescindibles para el buen funcionamiento y la seguridad.
Eduard Pacuku, PE, Concord Engineering, Filadelfia
16/12/2016
Cuando se diseñan sistemas de distribución eléctrica para instalaciones de misión crítica, el factor primordial es la fiabilidad. Estos sistemas se denominan de misión crítica por esa misma razón: es fundamental que la energía permanezca ininterrumpida. Pero esta etiqueta de misión crítica no se aplica a todas las partes de la instalación. Algunos procesos son más importantes para la empresa que otros, y en ellos se centra el diseño. Ciertamente, el diseño de una instalación de misión crítica puede representar un desafío. Hay muchas consideraciones en juego. El sistema tiene que ser muy robusto y no tener puntos de falla.
A la hora de diseñar sistemas eléctricos, el mantenimiento es un factor importante, en concreto a la hora de decidir qué batería implementar. El mantenimiento incluye no solo el costo de la sustitución de una celda de la batería, sino también la accesibilidad del sistema de baterías, la facilidad de desmontaje y reinstalación, la frecuencia del servicio y las condiciones necesarias en el espacio (temperatura, humedad, etc.).
El objetivo del mantenimiento es prolongar la vida útil de las baterías y asegurarse de que estas funcionen según su diseño. La inspección se realiza para detectar cualquier anomalía que pueda afectar al rendimiento de la batería, así como la esperanza de vida útil a largo plazo. Para ello, es importante instalar las baterías en un entorno en conformidad con las recomendaciones del fabricante.
Tipos de batería
Hay varios tipos de baterías que se utilizan para suministrar energía a los sistemas eléctricos. Los tipos de baterías más utilizados hoy en día son las de plomo-ácido y las de níquel-cadmio (NiCd). En NFPA 110: Norma para sistemas de potencia de reserva y emergencia, se define dos tipos de baterías de plomo-ácido:
Batería de plomo-ácido regulada por válvula (VRLA, Valve-regulated lead-acid): batería de plomo-ácido que consta de celdas selladas provistas de una válvula que se abre para ventilar la batería cuando su presión interna supera la presión ambiente en una cantidad establecida.
Ventilada (o inundada): batería de plomo-ácido que consta de celdas con electrodos sumergidos en electrolito líquido. Las baterías de plomo-ácido inundadas pueden tener una disposición para que el usuario añada agua a la celda y están equipadas con una ventilación antiflama, que permite el escape de gas de hidrógeno y oxígeno de la celda de forma difusa, de manera que una chispa, u otra fuente de encendido fuera de la celda no encienda los gases dentro de esta.
Aunque en la NFPA 110-2010 se reconoce el uso de baterías de NiCd para los sistemas de emergencia, no se proporciona ninguna definición para estas baterías. Se puede encontrar una definición en IEEE 1106-2015: Prácticas recomendadas para la instalación, el mantenimiento, las pruebas y la sustitución de las baterías de níquel-cadmio ventiladas para aplicaciones estacionarias:
celda de níquel-cadmio parcialmente recombinante: celda de NiCd ventilada que proporciona un medio interno para la recombinación del oxígeno generado a nivel interno y la supresión de la evolución del gas de hidrógeno para limitar el consumo de agua, que suele funcionar con una eficiencia de recombinación del 90 % o superior.
Usos de las baterías
Las instalaciones de misión crítica no son solo los edificios que son fundamentales para la vida humana, como los hospitales, sino que también son instalaciones que tienen un gran impacto económico. En los sistemas (o procesos) críticos de estas instalaciones se emplean muchos métodos para mitigar el riesgo de cortes de energía. Pero, casi siempre, la mitigación del riesgo depende de las baterías. Los usos incluyen los siguientes:
Sistemas de potencia ininterrumpida (SAI): las baterías se utilizan para respaldar la energía cuando se trata de SAI. Mientras la energía se procesa y se convierte a través del SAI a la carga, las baterías se mantienen cargadas para proporcionar la energía tan necesaria al sistema crítico cuando se corta la energía normal. Aunque lo más probable es que los generadores de reserva se utilicen como potencia de respaldo, las baterías proporcionan la energía crítica necesaria hasta que los generadores puedan recibir la carga. Generadores de reserva: las baterías se utilizan para proporcionar el arranque inicial a los generadores, así como para alimentar los controles del generador.
Controles: las baterías también se utilizan para respaldar los controles, en especial cuando la distribución de medio voltaje se encuentra en toda la instalación. Hoy en día, el funcionamiento de los sistemas críticos depende más de los controles para evitar disparos molestos y permitir una protección de acción rápida.
Sistemas de emergencia: las baterías se utilizan ampliamente para respaldar los sistemas de seguridad vital, como las luces de salida. Las luces de salida suelen estar respaldadas por una pila de 90 minutos para que las personas puedan reconocer el camino de salida del edificio en caso de una situación que ponga en peligro la vida. Todos los usos mencionados (SAI, generadores y controles) también podrían formar parte de un sistema de emergencia.
Inspección
El mantenimiento de las baterías en las instalaciones de misión crítica es de especial importancia. Si se mantienen con regularidad, las baterías funcionarán de acuerdo con su diseño para soportar los sistemas críticos, lo que garantiza la continuidad de la energía. El mantenimiento de las baterías también extiende su vida útil, lo que se traduce en menores costos de operación. Pero el primer paso del mantenimiento es la inspección. Mediante la inspección primero y la evaluación después, podemos desarrollar un plan de reparación.
Veamos cada tipo de batería por separado. El IEEE desarrolló normas independientes precisamente por este motivo.
Plomo-ácido ventilado: la inspección más rutinaria para este tipo de baterías es una inspección visual. El IEEE desarrolló una norma, la 450-2010, Prácticas recomendadas por el IEEE para el mantenimiento, las pruebas y la sustitución de las baterías de plomo-ácido ventiladas para aplicaciones estacionarias. Esta norma es una muy buena guía para que el personal de operaciones cree un procedimiento de mantenimiento.
La inspección mensual, como se recomienda en la norma IEEE 450-2010, incluye lo siguiente:
Una inspección visual de lo siguiente:
Medición de lo siguiente:
La recomendación de IEEE 450-2010 de realizar una inspección visual mensual es solo una recomendación general para cualquier tipo de instalación. Según la NFPA 110, se exigen inspecciones visuales semanales de los sistemas de baterías empleados en sistemas de emergencia y de reserva.
La inspección trimestral recomendada incluye lo siguiente:
medición de:
También hay una inspección anual que aplica la inspección trimestral de todas las celdas de la batería, que es, por lo tanto, mucho más complicada.
Si se detectan anomalías durante estas inspecciones, se pueden tomar medidas correctivas.
La temperatura ambiente y la ventilación se suelen definir durante el diseño. El análisis del costo total de propiedad se suele realizar con las condiciones óptimas para que la vida útil de la batería sea la más larga. La correlación general entre la temperatura ambiente y la vida útil de las baterías de plomo-ácido, ya sean ventiladas o VRLA, es la siguiente: la vida útil de la batería disminuye en un 50 % por cada 15 °F por encima de la temperatura normal, que es de 77 °F.
Vida útil de la batería
Determinar la vida útil de la batería es importante, sobre todo en instalaciones de misión crítica. Con un mantenimiento adecuado, la vida útil de la batería se podría predecir con precisión, lo que evitaría el tiempo improductivo. Los factores más importantes que afectan la vida útil de la batería son los siguientes:
Temperatura ambiente:
Mantenimiento:
Ciclos:
Componentes químicos:
Baterías VRLA
Las baterías VRLA son muy populares en la actualidad. Se conocen como baterías "sin mantenimiento", sobre todo por el hecho de que están selladas y emplean una "tecnología recombinante". El hecho de que la batería esté sellada asegura la preservación del electrolito, sin importar la posición de la celda de la batería (incluso se puede poner boca abajo). La tecnología recombinante supone que el oxígeno liberado desde la placa positiva termina en la placa negativa, donde se recombina con el hidrógeno y se convierte en agua. Este proceso conserva el agua de la batería.
Al igual que con las baterías ventiladas, el IEEE desarrolló una norma, la 1188-2005, Prácticas recomendadas por el IEEE para el mantenimiento, las pruebas y la sustitución de las baterías VRLA para aplicaciones estacionarias.
Aunque las baterías VRLA están selladas, la instalación y el mantenimiento de las baterías siempre representa un peligro. Solo el personal capacitado y con conocimientos debe trabajar cerca de las baterías. Además, el personal no autorizado no debe tener acceso a las baterías. La zona de la batería no se debe utilizar como almacén de herramientas ni de nada más. Todo el personal debe utilizar equipo de protección personal, como gafas, guantes y calzado de seguridad mientras trabaja con las baterías
Al igual que con las baterías ventiladas, la inspección es una parte importante del mantenimiento. El IEEE recomienda realizar inspecciones mensuales, trimestrales y anuales. Sin embargo, esta recomendación es de uso general. En el caso de las instalaciones o procesos de misión crítica, también es necesario realizar una inspección semanal.
La inspección mensual de las baterías VRLA es más o menos la misma que la de las baterías de plomo-ácido ventiladas. Esta inspección incluye las siguientes áreas:
Una inspección visual de lo siguiente:
Medición de lo siguiente:
La inspección trimestral incluye tomar medidas de lo siguiente:
La inspección anual se limita, entonces, a la medición de lo siguiente:
Baterías de níquel-cadmio ventiladas
Como su nombre indica, estas baterías son del tipo ventilado (inundado), donde la placa positiva está compuesta de hidróxido de níquel, y la negativa de hidróxido de cadmio. Estas baterías suelen ser las preferidas por lo siguiente:
Sin embargo, estas baterías tienen las siguientes desventajas:
El IEEE ha desarrollado una norma para este tipo de baterías: IEEE 1106-2015, Prácticas recomendadas para la instalación, el mantenimiento, las pruebas y la sustitución de baterías de níquel-cadmio ventiladas para aplicaciones estacionarias.
Al igual que con otros tipos de baterías, se recomienda el uso de equipos de protección personal, como gafas, guantes y delantales para el mantenimiento de las baterías de NiCd.
En la norma IEEE 1106-2016, se recomienda una inspección trimestral, que es lo mismo que la inspección mensual de las baterías de plomo-ácido ventiladas:
Una inspección visual de lo siguiente:
Medición de lo siguiente:
También hay una inspección semestral. Esta inspección abarca lo que se exige en la inspección trimestral y se incorporan las mediciones del voltaje de las celdas. En la inspección anual, también se requiere examinar el estado de las conexiones de los cables y medir la resistencia.
Para ver una lista de medidas correctoras sencillas para algunas anomalías, consulte la tabla 3 (consulte la tabla 3).
Las baterías de NiCd se pueden someter a una carga de alta velocidad. Por lo general, se cargan a unos 1,4 a 1,47 V por celda, pero en una carga de alta velocidad, el voltaje puede llegar a 1,55 V para un máximo de 1,8 V.
Una batería de NiCd tolera mejor las altas temperaturas. Su vida útil se reduce en un 20 % cuando funciona a temperaturas de 50 °F por encima de los 77 °F recomendados, mientras que la batería de plomo-ácido recibe la peor parte, alrededor del 50 %. La correlación entre la vida útil de la batería de NiCd y la temperatura se muestra en la Figura 3 (consulte la tabla 3).
En la tabla 3 (consulte la tabla 3), se muestran algunas acciones correctivas para algunas anomalías simples.
Las baterías de NiCd, si funcionan a una temperatura de entre 68 y 77 °F, pueden durar mucho tiempo. Su capacidad disminuye lentamente, hasta alcanzar el 80 % después de 20 años. Incluso después de eso, se pueden utilizar en aplicaciones menos exigentes.
La importancia del diseño
El mantenimiento es de especial importancia para los sistemas de misión crítica debido a la relevancia de su fiabilidad. De hecho, el mantenimiento no empieza cuando surgen problemas en los equipos, sino con el diseño de los sistemas. El profesional a cargo del diseño siempre tiene que tener en cuenta el mantenimiento cuando diseña sistemas eléctricos, y lo mismo ocurre con los sistemas de baterías.
Tenga en cuenta los siguientes consejos a la hora de diseñar y especificar las baterías en instalaciones de misión crítica:
Una vez que el sistema (o la instalación) esté en funcionamiento, es fundamental asegurarse de que se cumplan las condiciones de diseño mencionadas más arriba. También es fundamental seguir las recomendaciones de la IEEE para las inspecciones semanales, mensuales y anuales (agregue una inspección semestral para las baterías de NiCd). Una inspección visual, por sencilla que parezca, es muy importante para detectar a tiempo lo que se podría convertirse en una avería grave. Lo mejor es que el equipo de mantenimiento prepare un formulario estándar para cada tipo de inspección. Estos formularios podrían tener casillas para colocar marcas de verificación y espacios para notas donde se puedan explicar ciertas condiciones observadas. Disponer de un registro de las inspecciones ayuda a realizar un seguimiento de ciertas condiciones y elaborar un plan de acción si las condiciones se deterioran.
Eduard Pacuku es ingeniero eléctrico ejecutivo de Concord Engineering. Dedica la mayor parte de su tiempo a diseñar sistemas eléctricos para universidades, instalaciones sanitarias, instalaciones de misión crítica y edificios comerciales de gran altura.